Desde la llegada a la Casa Rosada, la administración del presidente Javier Milei ha hecho de la motosierra su leiv motiv de gestión con el objetivo de eliminar el déficit fiscal que redundaría en una baja en la presión tributaria. En ese contexto, las principales críticas del gobierno nacional se centraron en las administraciones provinciales, a las que se acusó de no adaptarse a los tiempos y continuar «asfixiando» a los contribuyentes con impuestos de todo tipo.
Sin embargo, un informe elaborado por la Subsecretaría de Ingresos Públicos, dependiente del Ministerio de Economía de la Nación, arroja datos del año 2024 que contrarían el discurso de la administración libertaria. Concretamente, mientras Nación no ha reducido la presión fiscal, las provincias mayoritariamente han ajustado sus cuentas, lo que se traduce en una baja en los impuestos.
El informe remarca que durante el año pasado, los impuestos nacionales representaron el 23% del Producto Bruto Interno (PBI), en tanto que en los de las provincias apenas alcanzaron el 4,8%.
A pesar de las constantes amenazas del gobierno nacional sobre las provincias y los recortes en la coparticipación federal y en los fondos discrecionales que se envían a los distintos distritos, la administración nacional continúa al tope de la presión fiscal, a través de impuestos tales como el IVA, las retenciones, el Impuesto a las Ganancias, y las Contribuciones patronales, entre otros. Lejos de reducirlos -a pesar de las promesas de campaña y los discursos oficiales- algunos fueron incrementados. Tal el caso del Impuesto a las Ganancias.
Las provincias en tanto -a través de distintos impuestos sobre bienes y servicios, básicamente- han mantenido e incluso disminuido la presión tributaria sobre empresas y contribuyentes.