El Intendente de Tolhuin, Daniel Harrington, vetó tres ordenanzas municipales que suponían un paso importante en transparencia y control de gestión en el corazón de la isla.
La primera tiene que ver con identificar la flota de vehículos oficiales del Municipio. En todas las ciudades, incluidas las fueguinas, los vehículos oficiales están debidamente identificados como tales, de manera que la población sepa qué se hace con ellos, donde se encuentran y los servicios que prestan. Pero Harrington decidió que esto en Tolhuin no es una buena idea, porque revelaría el uso particular que hacen funcionarios de autos y camionetas que pertenecen a todos. Casta política en su máxima expresión.
La segunda ordenanza que el Intendente decidió vetar es la que propone que la gestión y adjudicación de canteras para la explotación de minerales pase por la revisión del Concejo Deliberante. Esto supone demasiada transparencia e imposibilita la entrega discrecional del negocio a amigos y familiares. Vetada.
La tercera está relacionada a que el Municipio debe presentar el Boletín Oficial al Concejo una vez por mes. El Boletín Oficial, un documento público que es el que realmente muestra el manejo que hace el Estado de los recursos y detalla cada una de las acciones del Ejecutivo. Nuevamente Harrington pensó que no es deseable que los y las Concejales representantes de los tolhuinenses se enteren de lo que ocurre en su mandato. Veto.
Al mejor estilo Milei Harrinton utilizó el veto para perjudicar a la comunidad de su ciudad, mantener en las sombras sus manejos escandalosos de la cosa pública y reafirmar que mejor que no se sepa lo que hace, porque si la gente se enterase, su destino político estaría más sentenciado de lo que está ahora.
